Preocuparnos por lo que comemos es también preocuparnos por cómo se han cultivado los alimentos y por el impacto ambiental de la agricultura. Métodos como la agricultura ecológica y la sostenible son formas de controlar nuestra huella. Pero, aunque a veces pueden interpretarse como sinónimos, en realidad hay algunas diferencias entre ambos métodos de cultivo.
¿Qué es la agricultura ecológica?
La agricultura ecológica es un sistema de cultivo natural que no utiliza productos de síntesis química en ninguno de sus procesos, es por esto que también se la llama orgánica o biológica (según el idioma del que se traduzca). Huyendo de fertilizantes y fungicidas no naturales, espera conseguir un producto más saludable para las personas y para la tierra en la que se cultiva, aunque no se ha demostrado de forma fiable que lo consiga.
Se caracteriza por la rotación de cultivos, el uso de compost y la búsqueda de un equilibro en la zona creando pequeños ecosistemas. La mayoría de agricultores ecológicos son productores locales con lo que también se reduce la huella durante el transporte.
La Unión Europea regula la producción ecológica, su etiquetado y su control, por ejemplo, respecto a qué productos pueden o no utilizarse para la gestión de plagas y enfermedades.
Objetivos y características de la agricultura sostenible
El objetivo de la agricultura sostenible es optimizar la producción con el menor impacto ambiental. La agricultura ecológica es lo opuesto a la producción industrial, aunque comparte con la sostenible su preocupación con el medio ambiente. Así, ambas se basan en el uso de fertilizantes orgánicos y en la defensa de los cultivos con organismos beneficiosos.
La principal diferencia es que la agricultura sostenible incorpora el manejo integrado de plagas donde sí se permite el uso de productos de síntesis química, siempre de forma controlada para minimizar su impacto y así proteger los recursos naturales a largo plazo. De hecho, se intenta explorar como prioridad opciones orgánicas para afectar lo menos posible a la tierra.
La viabilidad económica y la visión de futuro, además de la preocupación por el medio ambiente, son los rasgos que caracterizan la agricultura sostenible.
Un sistema agrícola que cumple con aprovechar al máximo los recursos naturales para asegurar una agricultura sostenible a largo plazo es la producción integrada, regulada en España por el Real Decreto 1201/2002, de 20 de noviembre, y la que nosotros utilizamos.
Un ejemplo de las diferencias entre agricultura ecológica y sostenible
El pulgón es una plaga a la que tienen que enfrentarse todos los agricultores de críticos así que nos servirá de ejemplo para ver las diferencias entre su forma de combatirla.
Por un lado, la agricultura industrial o intensiva aplicaría un tratamiento que lo eliminase rápidamente y sin plantearse nada más. Por el otro, la ecológica prefiere utilizar tratamiento preventivo como pueden ser utilizar enemigos naturales del pulgón.
En el centro de estos sistemas de cultivo está la agricultura sostenible o integrada que se puede considerar un punto intermedio. Lo que nosotros hacemos es plantear muestreos para identificar la especie y los depredadores y parasitoides que tiene y calcular el porcentaje de brotes para ver si supera el umbral. Entonces valoramos el tratamiento con un producto, siempre compatible con los depredadores de esa especie para no destruir ambos. Así logramos combatir la plaga con un impacto ambiental mínimo.
¿Por qué elegimos la agricultura sostenible?
Los métodos de cultivo han ido evolucionando desde que empezamos hace más de 75 años. Desde finales de los 90 estamos certificados por la Generalitat Valenciana como agricultores de producción integrada. Además, cada año vamos mejorando, formándonos para aplicar nuevos métodos y tecnologías, por ejemplo en ingeniería hidráulica para un mejor aprovechamiento del agua.
Creemos que la agricultura sostenible garantiza el futuro de nuestra parcela, es segura para nuestras naranjas y además cuida del medio ambiente, un respeto que compartimos con nuestros clientes.